jueves, 29 de septiembre de 2011

I don't wanna miss a thing



                                I don't wanna close my eyes
                                I don't wanna fall asleep
                                'Cause I'd miss you, baby
                                And I don't wanna miss a thing

martes, 13 de septiembre de 2011

te odio

Te odio, te odio con todas mis fuerzas. Odio cuando me miras, porque cada vez que lo haces abandono el mundo tal y como lo conocemos y me traslado a un lugar más alla del espacio-tiempo. Odio tus cambios de humor, ¿por qué un día me quieres y al siguiente no? Me vuelves loca, y por eso te odio. Odio tus bromas, aunque también las adoro, porque me recuerdan que no soy invisible a tus ojos. Odio cada día que no paso contigo, esos días los odio más que ninguno. Odio cuando me dices que no me entiendes, que te vuelvo loco, que ya no sabes qué hacer o qué decir y que parece que nunca aciertas. Odio cuando te enfadas, cuando no me hablas, cuando no te importo. Odio a tus amigos, y tú odias a los míos. Porque el amor correspondido por la persona equivocada es incluso peor que el no correspondido.


Te odio, y por eso te quiero.



just be happy

Dedicado a todas aquellas personas que van siempre con una sonrisa por delante.
Es la gente como vosotros la que hace que el mundo sea más humano.




JUST BE HAPPY

lunes, 12 de septiembre de 2011

Fuera del Perímetro

“Es tu oportunidad- me digo a mí misma-. Es tu oportunidad para demostrar lo que vales.”

En esta jungla, he de agudizar mis sentidos y confiar en mi instinto animal para mi supervivencia. Tengo que ser rápida y precisa para realizar una caza impecable. La pantera corre a toda velocidad y yo la sigo tan rápido como puedo, pero una pantera siempre gana la carrera.

Sé que no podré vencerla. Al menos, no ahora. Ni siquiera he empezado las clases de caza, ésta es mi primera prueba.

“Y muchos cazadores se convierten en cazados en pruebas como ésta…”

Borro ese pensamiento de la cabeza, antes de que tome más peso. No debo desconcentrarme y no lo haré.

Aumento la velocidad, he de pensar en una forma de matar al felino sin que ello implique una competición de fuerza. Sin bajar el ritmo, cojo rápidamente una rama que acaba de caer y una piedra de tamaño mediano del suelo. Con la piedra, voy dándole forma a la parte superior de la rama hasta que está lo suficientemente afilada y la lanzo con todas mis fuerzas en dirección a la pantera. Le doy en la pata, sin matarla, pero debilitándola lo suficiente como para que cojee y pierda velocidad, pero no la suficiente.

Me empiezo a cansar y sé que no lo conseguiré. Y también sé lo que eso significa: no seré útil. Al igual que hice antes, retiro ese pensamiento de la cabeza al instante de pensarlo y me vuelvo a concentrar en el feroz animal. Intento predecir sus movimientos. Probablemente girará a la derecha, atravesará el puente y se cobijará en la cueva que le espera al otro lado. El animal conoce este sitio mejor que yo, pero lo he estudiado lo suficiente como para saber que una vez en la cueva no habrá forma posible de que yo pueda entrar. Es demasiado pequeña para mí. Si la pantera entra, estoy perdida de verdad. Sin pensarlo mucho, escalo un pequeño montículo de piedras y subo a un camino de tierra que está unos cuatro metros por encima del felino. Tal como predije, ha tomado la curva y está atravesando el estrecho puente que conecta los dos lados del río.

“Para temerle al agua, está siendo muy valiente”- pienso.

Calculo rápidamente la distancia que nos separa y salto sin miedo, con los brazos extendidos  a modo de abrazo, en dirección a la pantera. No tengo tiempo de disfrutar de la caída antes de agarrarla por el costado y empujarla al agua. Mientras las dos caemos durante interminables instantes al río, la lucha continúa. Me araña, me ruge, me muerde… Pero no pienso soltarme. La adrenalina es tal que apenas noto el dolor. Y es justo en ese momento cuando el animal que llevo dentro sale a la luz y el hecho de ser humana pasa a un segundo plano.

Ya estamos en el agua. Me duele la espalda a causa del planchazo pero, como ya he dicho, apenas lo noto.

Aprovechando mi posición, presiono con mi antebrazo el duro cuello del animal. Se defiende. Da zarpazos sin saber exactamente hacia dónde y acaba arañándome la cara. El aire empieza a faltarme y debo salir a la superficie lo antes posible, pero no sin antes matarle.

Un dolor punzante y agudo quema mi antebrazo, y esta vez sí lo noto. La pantera, aprovechando mi descuido, me ha mordido y ha conseguido atravesar el hueso. El agua que nos rodea se tiñe en sangre. Cierro los ojos casi automáticamente.

Ya no noto al felino entre mis brazos. Pero sí noto sus garras, afiladas, que me atacan sin reparo alguno con un único fin. Matarme.

Ya no hay tiempo.

He perdido.

Debo decir el código.

Me defiendo como puedo e intento salir a la superficie. Me obligo a mí misma a abrir los ojos antes de que la pantera lo haga por mí. Pero no veo nada. Sangre, únicamente sangre.

Incluso en un momento como éste, todavía recuerdo el código: 76647931816. Suerte que tengo buena memoria. Intento decirlo debajo del agua, en vano, por supuesto.

Noto como la corriente nos arrastra. No me había dado cuenta antes, pero ya tengo una salida.
Si no recuerdo mal, la corriente del río nos llevará hasta una cascada. No debe estar muy lejos.
Y no lo está.

Caemos sin salvación alguna a algo que a mí me parece el vacío, pero que desgraciadamente tiene un final, demasiado mortal para ser contado.

Trato de agarrarme a las paredes de la cascada, sin éxito. Vuelvo a intentar decir el código, pero trago agua. Agacho la cabeza, de manera que el agua no tapone mi boca. Cojo aire bruscamente y digo el código tantas veces que no sé si realmente estoy diciendo un código o cantando un estribillo.

-Setecientos sesenta y seis, cuarenta y siete, noventa y tres, dieciocho, dieciséis. Setecientos sesenta y seis, cuarenta y siete, noventa y tres, dieciocho, dieciséis. Setecientos sesenta y seis, cuarenta y siete, noventa y tres, dieciocho, dieciséis. ¡¡¡Setecientos sesenta y seis, cuarenta y siete, noventa y tres, dieciocho, dieciséis!!!


Y, de repente, el agua teñida en sangre acaba tiñéndose en oscuridad.

la relativa realidad

Realmente, ¿cómo es el mundo que nos rodea? Nosotros lo vemos en color, millones de gamas de distintos colores caracterizan cada uno de los objetos de nuestro alrededor. Pero, ¿realmente existen los colores? ¿O es sólo una forma con la que nosotros mismos ocultamos la verdadera realidad?
Porque todo depende del punto de vista, y sobre todo de la forma con la que miramos. Porque una mirada de amor es distinta a una de odio, y solamente es eso: una mirada.
Una sonrisa, una caricia, un beso... significan tantas cosas que no tendrían por qué significar...
Somos nosotros quien les da significado. Y algunos más que otros.



Dicen que los perros ven el mundo en blanco y negro...
... y yo digo que eso también es la realidad...
... aunque sólo sean eso...

... colores.

dalí




Déjame por un instante, sumergirme en la
locura de los artistas. Olvidar las reglas
que impone el hombre para no transgredir
todo aquello que conocemos. No le temo a
la aventura de vivir en un mundo
surrealista, porque mi espíritu no conoce
otra verdad que la que me eleva hasta las
fronteras de lo imposible. El día que deje de
soñar, mándame flores blancas…



adele

"I don't make music for eyes, i make music for ears"
Adele